domingo, 1 de noviembre de 2015

Capítulo 4 :: Edward Hoover, el ciempiés

El FBI o la sombra opaca y naturalmente negra de un gobierno. El FBI investiga los delitos federales (los gruesos) y acumula, mientras tanto, andante allegro, información del conjunto incauto y amorfo de los ciudadanos. El FBI buscando o creando el enemigo interior con la excusa del enemigo soviético o exterior. El FBI, ese tren que no se detiene ante los obstáculos legales que forman parte del paisaje de una nación moderna. 

John Edward Hoover lleva veinte años dirigiendo lo que el presidente Harry Truman ha calificado como una "policía privada secreta". Pero Harry, lo peor no es que la policía sea privada o sea secreta, sino el hecho devastador de que sea única o monopólica. El monopolista ofrece un servicio caro y malo, donde todo abuso es posible. Y los peores posibles, cuando no hay competencia, se convierten o traducen en las mayores probabilidades. La ley se ahorma o ahormará sin problema alguno a los oscuros comportamientos de los brazos diversos del gobierno. Edward Hoover, que lleva veinte años dirigiendo el FBI (y llevará casi otros veinte, a lo largo y ancho del futuro), tiene archivos secretos e inconfesables de los hacedores de la ley, de los congresistas de Washington, representantes o senadores, quienes, siguiendo con las palabras de Truman, "le tienen miedo". Y quien tiene miedo firma lo que sea. Luego la futura evolución de la ley no es asunto que preocupe a John Edward Hoover. El ahormamiento mencionado de la ley. La ley adaptándose (ese movimiento sinuoso) al zapato que calce John Edward Hoover en cada momento, en cada década, según sea la moda o el capricho del director de la Oficina Federal. La ley va adquiriendo la misma silueta y el mismo olor pésimo que el pie de John Edward Hoover, que ya se va colocando encima de la mesa, con sed de compañerismo del otro pie, que también está encima. 
El director de la Oficina Federal despliega un grueso archivo (son ya 900 páginas, hay que ver cómo vamos creciendo, buen trabajo, muchachos) con informaciones de Regina Wender Fischer, la mamá de un joven ajedrecista. 

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